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El costo del miedo


Por: Alex Márquez Passy
Aug 18, 2006

En este artículo, el lector encontrará una reflexión para eliminar todos los miedos que evitan lograr los proyectos más engrandecedores y aumentar la eficiencia en nuestro desempeño profesional.

 

En todas las empresas sean grandes o pequeñas, modernas o anticuadas existe una constante que es elevar las ventas y bajar los costos. Independientemente de todas las teorías de management que existen para lograr esos objetivos, existen pocos o nulos estudios sobre los costos intangibles.

 

“Si yo hubiera tomado este curso de hablar en público 20 años antes, sin duda habría podido capitalizar un sinnúmero de oportunidades que dejé ir debido al temor que me infundía pensar que algún día tendría que hablar en público”… ¿Alguna vez ha escuchado frases como ésta? Al igual que un niño puede sentir miedo por la oscuridad, por la ausencia de sus padres, etc., los empresarios y profesionistas albergamos en nuestro interior una serie de temores que rara vez nos atrevemos a expresar por temor al ridículo, a la desorientación, o simplemente por una falta de claridad. El miedo al fracaso, al futuro, a la competencia; el miedo a la ruina económica, a los cambios políticos, al fisco. Si consideramos que cualquier miedo no confrontado, y además degenerado, se puede convertir en una fobia; es decir, en un temor instintivo e irracional que generalice aun más las emociones negativas, entonces podríamos pensar que todas las oportunidades que perdemos día a día por temores infundados constituyen un gigantesco costo, difícil de medir pero fácil de palpar.

 

 

El miedo es posiblemente el sentimiento humano más fuerte que, a semejanza de un fantasma saboteador, siempre a nuestro lado, desenfoca nuestros objetivos y contamina nuestro estado de ánimo…; si los temores no existieran no contaríamos con los mecanismos automáticos de reacción ante el peligro que desde los tiempos de nuestros ancestros se fueron creando hace millones de años.

 

Pensar y no actuar es la causa de todos los miedos.

 

¿Qué pasa si fallan los motores del avión y nos caemos? ¿Qué sucedería si mi empresa quiebra al igual que la de mi amigo por causa de la recesión económica? Estas y otras preguntas las hacemos de manera inconsciente todos los días, y al no haber ni una respuesta o paso de acción, empezamos a caer en lo que se denomina “parálisis por análisis”.

 

Si todos estamos de acuerdo en que la visualización y la imaginación juegan un papel determinante en la proyección a largo plazo y en la autorrealización de los individuos, entonces la pregunta trascendental de éste artículo es: ¿Por qué no nos atrevemos a imaginar y soñar proyectos más engrandecedores para enriquecer y ampliar nuestra perspectiva en la vida? Tal vez porque sentimos miedo… Parece mentira pero estamos dispuestos a dedicar tiempo a remediar errores en la empresa, a hacer balances financieros, inventarios, labor de ventas y cobranza, etc., pero, si el trabajo de visualización creativa es el que trae fru- tos más grandes, entonces ¿por qué nunca tenemos tiempo de organizar sesiones de imaginación a grandes niveles? Existen tres vertientes de los grandes miedos. A las fobias sociales; miedo paralizante ante la posibilidad de encuentros profesionales o sociales. Desórdenes de pánico; la persona periódicamente queda enceguecida por miedos recónditos y además amenazadores de la razón. Fobias específicas; miedo a los espacios, a las alturas, etc., exageradas por la mente. Lo que determina la facilidad o dificultad de la curación es el acceso a entender y poder visualizar dichas fobias; es decir, en la identificación se encuentra el 51% de la curación.

 

 

Pero si el miedo representa un costo, ¿cómo podemos disminuirlo para aumentar la eficiencia en nuestro desempeño profesional? Confucio decía: “saber lo que es justo y no hacerlo, es la peor de las cobardías. La cobardía es madre de la crueldad”. El miedo es desconocimiento, es la hipótesis equivocada con respecto al porvenir: es ausencia de estrategias, desorientación, falta de enfoque.

 

Si usted desea llegar al desempeño cumbre de su carrera y proyectar a su empresa hasta los límites inimaginables, hoy lo primero que hay que hacer es iniciar una terapia para eliminar todas las “telarañas mentales”, los miedos, y percatarnos que el trabajo de auto-terapia es quizá el único que podrá hacernos crecer realmente, porque una mente liberada de todos los miedos es realmente una mente libre.

 

Si usted hoy desea alcanzar una verdadera libertad familiar, financiera, social, etc., no busque equivocadamente liberarse de tal circunstancia o persona. Primero preocúpese de liberarse de sus propios miedos, porque ellos son quienes lo tienen a usted como esclavo en un calabozo oscuro, húmedo e incomunicado.

 

 

¿No es verdad que la mayor parte de las cosas malas que nos ocurrieron alguna vez no las habíamos imaginado? Y por el contrario, todas las cosas malas que nos imaginábamos que nos pasarían, jamás ocurrieron. Tal vez por ello podemos sin duda pensar que la previsión de la mente juega un papel bastante limitado y que, el estarnos preocupando lo único que nos genera es que no nos podamos ocupar de las cosas objetivas que nos pasan.

 

Recuerde que pensar y no actuar nos lleva a la parálisis por análisis. Aumentemos nuestra eficacia aprendiendo a vivir el aquí y ahora. Concedámonos la esperanza de librarnos de todos los miedos irracionales que son producidos por nuestra propia mente. Una mente libre y feliz es aquella que superó sus miedos. Una empresa productiva es aquella que ha logrado abatir el costo del miedo.


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